CINE FRANCES

En medio de ojos hambrientos, ojos sedientos, niñas bonitas, actores, actrices, tipos bien, zorras, gañanes, borrachos, pretenciosos, pobres que quieren aparentar, ricos de nacimiento, torcidos, derechos, caídos, levantados, tragos, botellas, papas fritas, whisky 18 años, aguardiente, toneladas de carne, cuajada con melao, me asomé por debajo de la escalera de la caja, persiguiéndolo desde la entrada, me encontré de frente con sus ojos verdes de gato que me miraban de a poquitos. He vuelto a tener 15 años y me saltan mariposas en el estómago. Ya estoy muy vieja para estas cosas.
Un mes después llego a mi casa, 4:45 am, haciéndole compañía al señor que trae el periódico de los domingos. Esto no es vida pero eso es lo que hay. En la puerta de la recepción sin portero hay pegado un paquetico de rayas blancas y azules amarrado con un lazo rojo, tiene mi nombre. Alcanzo a ver con el rabillo de misojostangrandes su carro que arranca con paciencia, contra todos los pronósticos, me estaba esperando. El paquetico tenía una carta y un cassette, "breath, just breathing" y todavía esa canción me suena cuando recuerdo que esto no es vida, pero eso es lo que hay.

67 con 8, el carro se varó, de todas formas hasta hoy es suyo porque ya lo tiene vendido. Me bajo y me despido, me pide un abrazo, es lo único que nos hemos pedido en este tiempo. Asi es, entonces ésta es la última vez que nos vamos a ver. He descubierto la diferencia entre el cine gringo y el cine francés. No hay una escena final en la que ambos trepados en su moto recorremos un desconocido camino de espaldas al atradecer. En esta película yo me quedo parada en medio de la 67 con 10 intentando cruzar un eterno semáforo mientras usted decide dejar el carro tirado para salir corriendo, llegar justo antes de que la luz cambie y darme el consabido beso francés. Yo cruzo la calle, usted recoge el carro y mañana se sube en su moto y recorre un camino desconocido de espaldas al atardecer.

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