-Gracias por recordarme el lugar en el que no estoy- Él había sido la última historia contada de la noche, también del año. Él, inevitablemente presente tal vez por lo lejos. -Sólo quería decirte que te extraño- Ella había sido su necia costumbre al final de las vacaciones. Dos años y estaba comenzando a parecer una tradición como rezar la novena o comer pernil el 31. Esta vez sería diferente, francamente le importaba un culo. Las mujeres tienen esa manía de hacerlo toda tan dramático y trascendental.