Ese sentimiento que comenzaba en las tripas y subía hasta la boca del estómago para luego resolverse en náuseas. No estaba segura de si era el presagio del fin del mundo o al menos de su propia muerte, o más bien estaba necesitando un Peptobismol. Tanto tiempo con lo mismo que había perdido la capacidad de decidir entre sus manías mentales y una gastroenteritis. Al final daba lo mismo. Pensó en correr, pero era domingo y estaba lloviendo. La gente no debería desaparecer los domingos porque los volvía demasiado redundantes. Decidió hacerse un ovillo en la cama, tal vez así lograra convertirse en un zorro invisible.

Comentarios