No sé si vos te acordás de él pero yo si. A mi me parecía un brutazo, pero una vez me sacó a bailar y en ese tiempo, en que todos eran flacos rodillones o bebés rollizos y sobredimensionados, alcancé a sentir los músculos de los brazos hechos a punta de boliar machete y los muslos templados de montar a pelo. Luego no supe mucho más porque finalmente se fue, a buscar el último refugio de los hombres libres, o algo así dijo, pero lo cierto es que la ciudad lo jodía. Se fue a vivir con sus caballos y sus perros y en los ratos libres se inventaba tareas inútiles para mantenerse ocupado.
Una vez empezó a llevar piedras desde el río, una a una, hasta que se hizo un muro de 4x2 en la parte de atrás de la casa. La tarde que lo acabó se sentó a mirarlo por horas y al día siguiente lo cogió a patadas, y así todos los días pacientemente hasta que lo tumbó. Devolvió cada piedra a su sitio y luego no quedó nada, ni arena, ni mancha, ni siquiera un pedazo de pasto aplastado.
Esa noche no durmió y las otras tampoco. Sintió que si solo él había sido testigo del muro y luego lo olvidaba, era como si nunca hubiera existido. ¿De qué manera podría saber que no lo había soñado? ¿de qué manera podría saber que aún estaba vivo?

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